Monte Fujisan
Solo el monte Fuji,
dejasteis por cubrir,
jóvenes hierbas.
Haiku de Josa Buson (1726-1784).
El Monte Fujisan es el punto más alto de Japón. Cada año cientos de miles de personas lo visitan para vivir el paisaje que inspiró -con sus 3776 mts. de altura- el modo en que su sociedad entiende el mundo en todas sus dimensiones (arte, religión, etc.).

El volcán -inactivo desde 1707- es el centro de la secta “shugen-do”, que buscan la unidad con los kami, y también guían a visitantes y peregrinos todos los años. Fueron quienes combinaron el culto tradicional a las montañas con el budismo. En la montaña se encuentran senderos, santuarios, cuevas de viento, lagos, etc.
Es considerado un lugar sagrado, y es fundamental en las tradiciones de su sociedad. Por estas características lo incluyeron en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y también por ser fuente de inspiración de obras artísticas y literarias de importancia universal.

La fascinación por el monte Fuji no es solo japonesa. Pinturas como “Amaterasu sobre fuji” de Shirohige (1797-1858) o “Vista del Fuji” – junto a otras piezas de arte japonés – pueden encontrarse en Victoria and Albert Museum y Museo d´Arte Orientale Edoardo Chiossone, Génova y Londres respectivamente.
Pero sin duda el más representativo es el artista Katsushika Hukosai. La colección “Treinta y seis vistas del monte Fuji” es interesante porque muestra cómo el monte está presente en todos los aspectos cotidianos de la sociedad nipona, desde la pesca hasta el comercio, entre otros.

El monte Fuji es un excelente hilo conductor para aprender cómo se desarrolló una cultura a lo largo de los siglos. La obra de Katsushika Hukosai es ideal para conocer diferentes puntos de vista de la sociedad japonesa y, a la vez, conocer los distintos museos alrededor del mundo en los que se encuentra su obra.